Breve diccionario del naturismo

 

Breve diccionario del naturismo

Por: Ricardo Gil Otaiza


Breve diccionario del naturismo (Divulgación científica, 2010). Los Libros de El Nacional, 127 páginas.

Reseña de la contraportada: Mantener una vida saludable resulta, hoy en día, una tarea ardua. Con la velocidad vertiginosa de la modernidad hemos olvidado los beneficios que las plantas le han ofrecido al hombre desde tiempos inmemoriales, una tradición oral que entrega remedios y soluciones a problemas comunes de la salud. Ya sea un fuerte dolor de cabeza o problemas gástricos, la medicina natural complementa la llamada tradicional, para así poder alcanzar una vida plena tanto física como espiritualmente.
El naturismo es más que el uso de plantas medicinales, es una forma de vida que ofrece simples recetas para preparar en casa, ejercicios y prácticas espirituales.
Este breve diccionario reúne conceptos básicos relacionados con el naturismo, aquí encontrará no solo la definición de la terminología sino también recomendaciones y recetas prácticas, heredadas de esa tradición oral, que nos ayudan a mantener una vida saludable. Escrito de manera clara y sencilla por una autoridad en la materia, este libro le ofrece al lector interesado en las prácticas naturistas, los conceptos usados por los especialistas, personajes y tendencias en materia de naturismo.   


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Universidad de Los Andes fundación en tres actos y un epílogo

 

Universidad de Los Andes fundación en tres actos y un epílogo

Por: Ricardo Gil Otaiza


Universidad de Los Andes fundación en tres actos y un epílogo (Ensayo, 2010). Consejo de Publicaciones de la ULA, 60 páginas.
Reseña de la contraportada: La colección BICENTENARIO DE LA UNIVERSIDAD DE LOS ANDES constituye un esfuerzo del Consejo de Publicaciones de la Universidad de Los Andes para editar un grupo de ensayos de profesores-investigadores, fundamentalmente de la Universidad de Los Andes, pero también de otras universidades del país, en torno a la efemérides del 21 de septiembre de 1810, fecha en la que se expide el decreto de la Junta Gubernativa de la provincia que crea la Real Universidad de San Buenaventura de Mérida de los caballeros. Esta colección integra algunos testimonios y fundamentalmente la historia y enfoques sobre tal acontecimiento, buscando así acrecentar el patrimonio humanístico del país y especialmente de nuestra universidad.


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La impronta intercultural como arquetipo en el mundo de Tulio Febres Cordero

 

La impronta intercultural como arquetipo en el mundo de Tulio Febres Cordero

Por: Ricardo Gil Otaiza


La impronta intercultural como arquetipo en el mundo de Tulio Febres Cordero (Ensayo, 2010). Consejo de Publicaciones de la ULA, 62 páginas.

Reseña de la contraportada: La COLECCIÓN SEQUISCENTENARIO DON TULIO FEBRES CORDERO constituye un esfuerzo del Consejo de Publicaciones de la Universidad de Los Andes por editar un grupo de ensayos de profesores-investigadores de la Universidad de Los Andes en torno a los ciento cincuenta años del nacimiento de Don Tulio Febres Cordero como escritor, ícono y figura de las letras merideñas y venezolanas. Esta colección integra algunos testimonios y enfoque sobre la obra y pensamiento de Don Tulio Febres Cordero, buscando así acrecentar el patrimonio humanístico del país y especialmente de Mérida y nuestra universidad.


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El papel contra el olvido

 

El papel contra el olvido

Por: Ricardo Gil Otaiza


El papel contra el olvido (Ensayos, 2011). Consejo de Publicaciones de la ULA, 327 páginas.

Reseña de la contraportada: En El papel contra el olvido hallamos la confluencia de disímiles textos ensayísticos nacidos en tiempos distintos, pero que parten del común denominador de referirse a autores (algunos de ellos clásicos contemporáneos) y a sus obras literarias. Cada texto fue pensado desde la pasión por la palabra impresa, y responde a la necesidad de hacer de la lectura un proceso de enriquecimiento, ergo, de introspección personal.

La palabra eternizada en el papel continúa siendo en nuestros días una opción fundamental frente a la desmemoria colectiva –frente al olvido– que amenaza con convertirse en el emblema de una civilización de lo electrónico y de lo virtual, que se empeña –quizás con éxito– en hacer del libro tradicional un bien cultural (¿objeto?) en franco proceso de obsolescencia.


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Radio Caracas Televisión

 

Por: Ricardo Gil Otaiza 


Radio Caracas Televisión

"Hay que decirlo: no se equivocó RCTV en sus firmes posturas editoriales, ya que luego de 14 años de su cierre, la crisis venezolana es aún mayor que entonces. Sin temor a pecar por exceso, considero que aquel hecho marcó un importante punto de quiebre..."

Link al sitio web de El Universal para leer el artículo completo:


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Poema IX

 


Por: Ricardo Gil Otaiza 

Poema IX

ensayo y error, ida y vuelta
hacia la nada, espectro dibujado
en la pared, amanecer y ocaso; 
luz y sombra. Mecernos en la lar-
ga noche de los tiempos. Estar y
no estar, todo da igual.
Ya nadie nos nombra

vértigo y pasión, ulular
de aves recónditas, universos para-
lelos subsumidos por la nada,
canción de cuna y de tumba, risas 
y llanto, deseos inacabados
en un paraíso perdido. Tantas
cosas, y a la vez tan pocas. Un
portento, nuestro paso y nues-
tro ahora

ser o no ser, ¡cruel ironía!, falso
dilema del oscuro Hamlet. Duda
en medio de la noche. Promesa 
incumplida erguida en la prehis-
toria de los sueños



Tomado de mi poemario inédito Lumen El fuego interior



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OBSESIÓN (Primera versión de los hechos)

 


OBSESIÓN

(Primera versión de los hechos)

Por: Ricardo Gil Otaiza


¡No la llamaré! Si lo hago... y no la encuentro, me hundiré aún más en la amargura del desengaño. Y hoy no deseo eso para mi atribulada existencia; hoy menos que nunca. Cambiamos de hoja en el calendario; trajinamos a partir de las 12:00 de la media noche, otro año más. Basta con la misteriosa furia de la Nochebuena, con sus garras dolorosas y profundas sobre mi débil y madura carne, acicalándome la conciencia, la paz y tranquilidad a la que supuestamente accedemos en los días más esperados.

 Por hoy me conformaré con seguir imaginándome su hermoso rostro y su cuerpo de reina, sus bien merecidas tetas y caderas, su cadencia deliciosa y sensual, que me levanta el ánimo y el sexo en los difíciles momentos del tedio y de la lectura.

 Esta noche la recordaré como lo que es: una bella hembra al acecho de su víctima. 

Es sencillamente bella; un himno de alabanza a la costilla de Adán.

 ¿Pero cómo describirla sin caer en la apología?

No me engaño en esto: es decididamente bella.

Su presencia irrumpe denodada en medio de todo lo que la rodea: grácil, atractiva y delineada.

 SÍ, ¡exquisitamente delineada!  Bien hecha hasta la saciedad. Es rica, riquísima, sin desear evitar, siquiera, el anhelo malsano y alienante. Su figura es viciosa: después de besarla jamás se puede otra vez ser el mismo hombre.

Es ese tipo de fémina, que aún siendo plena en sus facultadas orgánicas, trasluce a una niña débil y risueña, que inspira ternura. Mucha ternura. Abrazos y besos.

No se puede desear otra cosa que tener su lengua dentro de uno a toda hora.

 ¿Su piel? Como la seda.

 ¿Su fragancia? Evocadora de momentos por vivir. 

Hoy sé que la quiero. También sé que no podrá retornar la paz a mi espíritu si no la tengo a mi lado.

Ese es mi miedo, mi pánico, que me estremece los huesos... 

 

***

Pero no está, su imagen se desvanece como la espuma; igual como se diluye la sal en el agua.  Escribo mis recuerdos y me duele su ausencia; aún la deseo como el aire, como el propio alimento.  No me resigno a no estar con ella, a no verla, a no poder olerla. ¡Eso es!: Su olor. Huele a hembra, a mujer deseosa y deseada.  Huele a noches de amor, a borrachera húmeda sobre las sábanas. A beso y a saliva, a lengua juguetona y exploradora. La deseo más cada día, cada hora de mi existencia; esa existencia que dejó de ser sin ella. Ella: la más hermosa, la más atrevida entre las que he conocido, el potro cerrero y, al mismo tiempo, el potrillo tierno. Cómo explicarlo; es difícil hablar de ella sin tener la tentación de poseerla.  Es ese tipo de mujer que no deja de ser mirada y apetecida por todos; es ese tipo de mujer admirada y mil veces admirada.  Recuerdo sus besos, sus caricias, sus abrazos, su cálida voz. No me resigno a perderla. Es mía, es mía. Lo grito sin resignarme todavía: 

¡Mujer, mujer, no te vayas... eres mía!

Dicen que los suicidas buscamos buenas o malas excusas para suicidarnos.  Pues bien: ella podría ser la mía. Tengo cuarenta días con sus noches hundido en la desesperación lasciva, en el guiño más perfecto del  ansia que conduce al placer coartado. Por más anhelo, no llega a mis sentidos; mi aire ya no la respira, mi lengua ya no la saborea... mi piel ya no la toca de manera ardiente como en el pasado no tan lejano.  La veo en la ensoñación, la oigo en la fantasía, me la encuentro en la falsa percepción; en la fantasmagoría de una locura perenne. Mi cuerpo pierde fuerzas, siento cómo se va de mí el halo de vida.  En esta huelga que mantengo contra la existencia, de seguro que ella tomará el mejor partido. Lucho contra mi persona; en vano trato de asirme de la nada, del viento, de las formas inexistentes y necias. Aún permito que me suministren sueros, aguas saladas a través de mis venas, sustitutos químicos que de nada sirven si no tienes el valor ni las ganas de seguir.

Navidad. ¿Qué significa sin ella? Para qué me nutren a través de las venas si no lo quiero, si dentro de mí se esfumaron las ganas, lo deseos, las formas que siempre llenaron mi vivir. Ya dije a la prensa que no voy a retroceder; que de este camastro me sacan con los pies hacia adelante.  Es más: desde hace mucho tiempo que quise hacer huelga de hambre; pero jamás había encontrado las fuerzas morales suficientes para ello.  Sí. Ya sé que llevo más de un mes sin probar alimento. Sé que estoy al borde del abismo: en la entrada del infierno. Pero si ella no regresa a mí, seguro que me hago sepultar; enterrar para siempre jamás.  Debí meterme un tiro en la sien; pero es más ceremoniosa una huelga de hambre. Lo hice con la esperanza de verla retornar a mi vida, de que colmara con su presencia mi vacío absoluto, mi oscuridad, mi laxitud perenne…, mi eterna bolsada.

 

***

 

Ella llegó a mi vida en un momento crucial de su existencia. Renovó sus fuerzas para continuar divagando sin mentir.  Ocupó un espacio perplejo por el anterior abandono marital: el divorcio (lean esta última palabra con voz aterrorizada, y constriñan sus dedos a manera de garras). El matrimonio. Qué bonito suena y qué feo y duro es llevarlo a la práctica cuando  consigues la persona menos indicada (para tu mala leche). Buena. Sí, estaba buenísima su ex mujer. Te lo juro que si la ves te caes de espalda. Pero la muy jodida tenía bien guardado ese endemoniado carácter con el que postró sus sentimientos. Lo hundió (con premeditación absoluta) en un novedoso y fortísimo experimento amatorio del cual salió sin fuerzas.  Cuando posó frente a su escritorio casi se desmayó del impacto.  Con esos ojos era imposible ignorarla (como bien se merece).  Recordó que se paró frente a él y puso sus dos delgadas manos sobre su polvoriento escritorio universitario.  El se encontraba leyendo (porque eran más de las 6:00 de la tarde) a Dostoievski (y cuando lo lee se abstrae tanto del medio, que pasa por muerto). Recordó un vago sonido como este que voy a intentar escribir: «hrururururú» (para que te salga igual debes cerrar la boca, colocar la lengua detrás de los incisivos inferiores y expulsar aire desde adentro).  Lo cierto es que la mujer lo sacó de la lectura con su carraspeo y él levantó la mirada irritada hasta su agradable figura. Ella estaba allí: perfecta, superior a su raza.  Casi es imposible compararla con alguien (para que te la imagines) en aquel inaudito momento. No sé de dónde sacó ese corte de cabello tan audaz y afortunado (muy alto de nuca, con los extremos filosos apuntando hacia las orejas, impregnado con gel que le impedía algún lógico y fugaz movimiento). Siguió bajando la mirada y captó su busto (delgado pero contundente, adosado a un body castaño que hacía más provocativa su figura). Como es de humanos, la mirada siguió la línea corpórea, hasta descubrir (aunque por desgracia estuvieran cubiertas) las piernas y la entrepierna, cuyo blue jeans dejaba al pensamiento esos encantos que humedecen (creo que es el momento para que suspendas momentáneamente la lectura, tomes un poco de aire fresco y oxigenes tus inmediatas intenciones).

 

***

La seguí mirando (y ella imperturbable) con mirada cautelosa —aunque impactante—: la suerte era que no se enterara de sus deseos nacientes y desde ya tormentosos. Levantó entonces sus gafas (en un gesto a lo Renny Ottolina) con el dedo medio de la mano izquierda y muy contrario a lo que generalmente le ocurre (es decir, que puede dominar sus impulsos) se paró y sin mediar alguna palabra conciliadora —o de excusa momentánea—, la abarcó con violencia con sus brazos y la besó. La besó de manera intensa y grosera; la besó como se besan a las novias.  La besó como se besa a la mujer la noche de bodas; sin permitírsele réplica y mucho menos justificación. Pero muy al contrario de lo que sucede en las telenovelas; la mujer no lo abofeteó. Volteó para cerciorarse de posibles presencias extrañas y le consumó el deseo con la mano. En ese momento fue él quien se turbó, le preocupaba el sitio, la gente, sus estudiantes, las secretarias, los directores, el decano o el rector. Cualquiera hubiese podido aparecer a preguntar alguna nimiedad. Qué sé yo... a lo mejor alguien para que le diera la hora. Le intrigaba todo lo sucedido. No pedía tanto por tan poco conocimiento. Jamás obtuvo nada gratis; siempre pagó un alto precio por todo lo que anheló tener.  Aquello no podía ser la excepción.

 

***

Así como apareció de improviso, ella desapareció (no crean que se esfumó entre nubes de humo). Dio media vuelta y dejó estallar la puerta sobre su espalda.  Le dejó un sabor agradable en la boca, la tentación de su regreso..., la efímera esperanza de otra mañana de rápida y excitante compañía.

 

 

Tomado del libro El otro lado de la pared (Vicerrectorado Administrativo y Secretaría de la Universidad de Los Andes, 1998).




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Lector de libros. Ensayos de literatura contemporánea

 


Lector de libros.
Ensayos de literatura contemporánea

Por: Ricardo Gil Otaiza


Lector de libros. Ensayos de literatura contemporánea (Ensayos, 2014), 289 páginas.

Reseña de la contraportada: La vida del texto de periódico es breve, efímera, y con ella el interés que suscita entre quienes se acercan a él (aunque he vivido casos de artículos que han pasado la prueba de fuego del tiempo y aún después de años siguen siendo leídos y analizados en diversos contextos intelectuales y académicos). La vida del libro aspira a ser más larga (eterna), aunque con la “novedad” literaria mueren a diario cientos de miles de libros en todo el orbe, que en algún momento aspiraron a quedarse para siempre. Empero, si se tiene un lector, el libro perdura no sólo durante el tiempo de la lectura, sino también hasta que su proceso se haga memoria y eternidad. Brevedad y eternidad son, pues, dos caras de una misma moneda: la palabra escrita.

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Notas de pie de página

 


Notas de pie de página

Por: Ricardo Gil Otaiza


Notas de pie de página (Ensayos, 2016). Fundación para el desarrollo cultural de Estado Mérida FUNDECEM, 235 páginas.
Reseña de la contraportada: Una palabra, una frase, una oración, o una simple nota, bastan para que en la mente del autor se genere una combustión (mecanismo de acción), que termine en “algo” original y novedoso. Así nace la obra en toda su connotación epistémica y teleológica. En lo particular, considero que estos textos conjuntados en el tomo que he titulado Notas de pie de página, y que hoy tiene en sus manos, son dignos de llegar a libro y no queden así en ese limbo que constituye la etérea página del periódico, que termina siendo instrumento para otros quehaceres ajenos al terreno de lo intelectual y de la creación, hasta caer en el silencio. Con el libro (destino anhelado por todo creador literario) estas piezas de seguro tendrán mayores posibilidades de vida.


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Sabía que era inmortal

 


Sabía que era inmortal

Por: Ricardo Gil Otaiza


Sabía que era inmortal (Novela, 2016). Editorial Equinoccio. El Estilete, 392 páginas.
Reseña de la contraportada Un escritor mexicano realiza una búsqueda e Internet de su apellido y el resultado será una misteriosa conexión con su pasado remoto en los Andes venezolanos, lo que lo empujará a una investigación histórica y literaria de algo más de algo más que el argumento para su siguiente novela. Construida sobre una trama que cuenta dos historias separadas por varios siglos, Sabía que era inmortal nos presenta un rico juego de desplazamientos, en el que la identidad, la voz narrativa, los móviles de los personajes y las dimensiones de la narración se cruzan y mezclan tantas veces y con tanta astucia que el lector deberá sumergirse en su universo para seguirle la pista al narrador. Y como un personaje más, ayudará a correr la cortina que oculta a los nombres olvidados de la historia para enmendar los errores y compensar las faltas pasadas gracias al inagotable poder de la literatura, personaje principal de esta novela.
El autor logra llevarnos por un viaje a las raíces, siempre hacia adelante y lleno de descubrimientos, para hacer examen de quiénes somos y de quiénes podemos ser.  (Bernardo Navarro Villarreal)
Más información:


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El gesto de ensayar

 


El gesto de ensayar

Por: Ricardo Gil Otaiza


El gesto de ensayar (Ensayos, 2017). Editorial Académica Española, 311 páginas.
Reseña de la contraportada: Al presente volumen lo constituyen diversidad de textos ensayísticos (148 en total) de corte literario y académico (remembranza, crítica, recensión de obras, crónica, Ars literaria, filosofía de la ciencia, epistemología, ecología, etc.), breves en su mayoría, en los que ausculto, exploro, espío y fisgoneo en las obras literarias de autores venezolanos, latinoamericanos y también europeos. Incluyo además textos de corte filosófico-reflexivo, en los que merodeo en torno de la realidad científica y planetaria y en sus crueles artificios que afectan a diario nuestras vidas. La totalidad de las piezas incluidas en el tomo han visto luz en la gran prensa nacional venezolana; no así bajo la forma libresca. Cada texto fue pensado y escrito para terminar en libro, y para que lectores de distintos contextos y latitudes vean reflejados en ellos sus propias realidades y pensamientos.

Puedes adquirir el libro a través del siguiente link:

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Los melodramas televisivos

 


Por: Ricardo Gil Otaiza 


Los melodramas televisivos

"Los canales perdieron los espacios ganados durante décadas. La salida forzada de RCTV fue un dardo envenado para la teleaudiencia nacional, que lo tenía como su favorito. Nuestra televisión espera por mejores momentos, toquemos madera."

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Poema VIII

 


Por: Ricardo Gil Otaiza 

Poema VIII 


volver al pasado, quitar el polvo
del camino, sanar viejas heridas,
recoger palabras y afrentas. Pero
esto es imposible, el tiempo
envejece callado y deja en nosotros
huellas, pátina; marcas cince-
ladas y profundas. Ayeres que
fueron presente, futuro que
ya es pasado, horas dispersas, caídas
en la nada

cuánta insensatez de
nuestra parte al creernos eternos;
pensar que todo permanece cuando
la existencia se incinera a cada instante,
y sus cenizas vuelan en el aire
como aves que buscan ya sus nidos

oh, si pudiera retornar a lo vivido 
y así mirar de nuevo a los ojos a
los cariños perdidos; si pudiera 
hacerme perdonar por mis torpezas, 
por lo no dicho y sentido, por las 
ausencias que queman y lastiman,
por los adioses y olvidos; por las 
sonrisas negadas, por la caricia 
escondida, por los amaneceres extra-
viados a orillas de caminos. Si pudiera 
volver al pasado sería tu ángel guar-
dián, y nunca más hubiese en mí un 
poema herido


Tomado de mi poemario inédito Lumen El fuego interior


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No sé si habrá un renacer

 


Por: Ricardo Gil Otaiza 


No sé si habrá un renacer

"Estamos muy mal como sociedad; es más, la nuestra es una sociedad enferma, lacerada con profundos abismos, que no encuentra su lugar ni su tiempo y anda dando tumbos en plena oscuridad..."

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Para no perder la cordura

 


Para no perder la cordura

Por: Ricardo Gil Otaiza


Para no perder la cordura (Ensayos, 2020). JustFiction! Edition, 341 páginas.
Reseña de la contraportada. En el momento en el que preparo esta obra el mundo exterior (y mi propio mundo) se conmueve con una terrible pandemia, y la lectura y la escritura han sido (más que cualquier otro producto cultural: televisión, cine, juegos) mi tabla de salvación para no ser presa de la locura. Y si a esto aúno la inmensa crisis política, económica y social de Venezuela durante varios años, pues no quedan muchas explicaciones por dar.
El título acarrea en sí su propia ambigüedad: la literatura es también una suerte de desvarío, nos lo recuerda Cervantes.
De los 146 ensayos incluidos en el volumen, casi todos fueron escritos inicialmente para la gran prensa y algunos como trabajos académicos, pero todos hablan de mi pasión lectora y emergieron como catarsis o tal vez como aliciente en circunstancias duras de mi existencia.

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La imagen que me contempla

 


La imagen que me contempla

Por: Ricardo Gil Otaiza


La imagen que me contempla. Diarios 2019 (Diarios, 2020). JustFiction! Edition, 213 páginas.
Reseña de la contraportada: Este libro no fue nada fácil para mí, lo escribí desgranando los días de un año tormentoso, en el que me vi impelido a repensar mi existencia y a retomar mi destino.
El lector tiene en sus manos una gran diversidad de textos, y en muchos de ellos podrá ver contemplada su propia imagen. La experiencia vital que aquí descubro no es ajena a la de los otros: al final somos una misma humanidad a la que atenazan idénticas pasiones, y en ese amplio espectro de posibilidades se palpa en profundidad, o a flor de piel, la existencia, que es única y múltiple a la vez. Tú y yo reconociéndonos como seres iguales y distintos. ¡Todo un portento al que llamamos vida!
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Pronto llega octubre

 


Pronto llega octubre

Por: Ricardo Gil Otaiza

Pronto llega octubre (Memorias, 2020). JustFiction! Edition, 229 páginas.

Reseña de la contraportada: He llegado a la madurez de mi vida y de mi obra, al “octubre de la existencia”, y es ahora cuando siento la necesidad de expresar recuerdos, instantes, momentos vividos al calor del hogar paterno, o de la vida familiar, profesional y literaria. La edad cae encima como el sol de mediodía (o de la tarde, como quieran) y con su peso nos empuja a develar mucho de lo que llevamos dentro, y en el proceso nos hacemos libres. Llega el momento en el que nos planteamos como meta el recordar, como si con dicha tarea (muchas veces satisfactoria; otras, un tanto triste) reconstruyésemos parte de nuestra existencia, y pusiésemos en orden cosas apiladas con el correr de los años para así seguir adelante con mayor fuerza y determinación por los sinuosos caminos del mundo.
Les aseguro que estos textos representan lo más cercano que se pueda considerar como mis “memorias” (o des-memorias como las he llamado siempre), sólo que me resisto a suponer que una vida asumida a plenitud entre en un libro; porque la verdadera, la que se respira y transpira, la que se bate con las vicisitudes y los tropiezos del día a día, es imponderable y trasciende la cuadratura de una página.

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Las librerías, rara avis

 


Por: Ricardo Gil Otaiza 


Las librerías, rara avis

"Las casas editoriales trasnacionales se marcharon, las nacionales quebraron y llegó el ocaso de las librerías. Si bien mis visitas sabatinas a las librerías locales continuaron..."

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Poema VII

 

Por: Ricardo Gil Otaiza 

Poema VII 


eres, mujer, trigosol de la maña-
na que acaricia el horizonte, y en
la suave seda de tu voz me
hundo como en tus brazos hasta
quedar saciado de aroma y
deseo. En tus pupilas me miro
como insólito reducto que me habla
sin palabras, y penetro en la profun-
didad de tu pasado hasta fundir-
me en la nada, y el recuerdo me
lacera el alma

eres, mujer, luz del mediodía, som-
bra que me sigue a cada instante,
ardiente laja hallada en el camino. En
tu piel me asombro como quien des-
cubre para siempre la pasión
que obnubila, el deseo que arrebata,
el sentido metafísico de la vida; el 
paraíso alguna vez prometido

eres, mujer, luna en la noche, cali-
da esquela de un nombre que al fun-
dirse con el mío nos inventamos para 
siempre. En tus labios me hundo 
entre la miel y en sus densos
meandros me quedo extasiado eter-
namente; hasta que llegue el fin, has-
ta que me alcance la tarde, hasta
que se borren mis pasos y sea enton-
ces el adiós y el olvido  


Tomado de mi poemario inédito Lumen El fuego interior


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Una fotografía, una tragedia

 


Por: Ricardo Gil Otaiza 


Una fotografía, una tragedia

"Queda su vida y su obra como legados de una existencia no tan longeva, pero impregnada de portento. Queda el retrato que sigue hablando; que sigue contando las interioridades de un ser de excepción..."

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Poema VI

 


Por: Ricardo Gil Otaiza 

Poema VI 


ser pasión y ritmo, verso y 
prosa, familia y encuentro; 
arena clara regada 
en una playa desierta. Acae-
cer de libros, sol y amane-
ceres, y la palabra cincelada 
en una obra  

que nada del mundo 
sea ajeno; ser fiel a un perenne 
desvarío. Auscultar en las horas 
el correr del tiempo y decirse, 
no sin asombro, que la vida 
es apenas un tenue parpadeo 

apurar aquí y allá lo pendien-
te, pero nada más inútil
que pretender ser lo que nunca
se ha sido. Ciudad y montañas
eternecen en la piel y se
llevan tatuadas en el ayer y
en el ahora, y aunque ya
nada sea como siempre,
su promesa luce incólume.
Ser nube que arrastra el viento
a un destino incierto; tenue 
brisa que sofoca nuestras
ansias


Tomado de mi poemario inédito Lumen El fuego interior


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Los caminos del Santo

 


Por: Ricardo Gil Otaiza 


Los caminos del Santo

"Los caminos del Dr. José Gregorio Hernández rumbo a su canonización quedaron abiertos a partir del histórico suceso del viernes 30 de abril..."

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