Por: Ricardo Gil Otaiza
BARRIO
Paseo expectante
los caminos
oscuros
que me llevan
(a ti.
Exhalo el vaho
estertor
del miedo
adrenérgico
cuando te nombran.
Cuchillos
(filosos
Te recuerdan tanto,
que me hundo en la
cama silente
pero
(noctámbulo.
A lo lejos ladró
(el perro,
De la agonía severa
de tus hombres
y mujeres
(de papel
Implorando clemencia
y justicia frente
al altar de una
muerte segura...
y tonta.
Tomado de mi libro Corriente Profunda (Vicerrectorado Académico de la Universidad de Los Andes, 1998).
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