Por: Ricardo Gil Otaiza
Poema XXI
cansado de recorrer los caminos,
mucho peso atrás, y por más que me
empeñe en no morder la sonrisa, todo
en mí se acalla. Volé por cielos luminosos,
espléndidos de espuma, me adentré pres-
to en el horizonte y creí que era para siem-
re. Todo se mece entre el ayer y el ahora, todo
es un batir frenético de sueños y de anhe-
los, y en cada recorrido vamos dejando
pedazos de nosotros;
huella y olvido
la vida nos alcanza y en su vórtice de en-
cuentros y desencuentros quedamos exá-
nimes, sedientos, ágrafos de poética
y de un lugar de afectos. Entretanto, va-
mos aquí y allá sorteándolo todo, in-
tentando darle al vacío algún
nombre.
nada entendemos, todo entre som-
bras, la luz es apenas atisbo del fin de
la noche, pero yace dentro, profunda,
echando raíces. Vacuos son los caminos
si no hay horizonte: estrecho el sendero
que otea el abismo. Torpes los esfuerzos
cuando la vida desanda; aves pasa-
jeras anuncian la lluvia, nos cae
encima el otoño y con su peso dobla
nuestra fragua
Tomado de mi poemario inédito Lumen El fuego interior
0 Comentarios:
Publicar un comentario