Por: Ricardo Gil Otaiza
XLVI
en ti todo acontece, es el fuego
interior, como Dédalo anidado en
tu ser no sabes descifrar cuál sendero
conducir; vives a tus anchas, recorres
libre los caminos y no meditas la carnada;
total: hay peores caídas
llevas a cuestas el mundo como
si cada minuto de vida fuese el úl-
timo de la jornada, respiras muy hon-
do e inhalas la fragancia, tu cuerpo
se estremece, cada palmo de tu piel
transmite una emoción y guarda un
sentimiento; eres absoluto y eterno,
en ti se cumple el paraíso
tus ojos se abren espléndidos al mundo,
cada haz de luz exalta en ti un atavismo,
las imágenes recorren veloces tu pasado y tu
presente, y ya nada podrá arrancar de tu vida la
historia. La existencia es amalgama, fusión de rena-
ceres, hay en ti muchos “otros” que te contem-
plan, y como en un extraño juego de espejos,
te observas impasible, te asombras y revelas
Tomado de mi poemario inédito Lumen El fuego interior
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