Por: Ricardo Gil Otaiza
Poema XXVIII
llueve dentro y las tormentas del alma
desatan su furor. Aquí estoy, frente a
la lumbre, oyendo el crepitar de los días,
desvelando con hastío en las sombras,
sintiendo el eco de los pasos que no de-
tienen su marcha, que van aquí y allá
buscando un sentido y un norte, prestos
a no desfallecer, a colmar deseos y a
fatigar sueños de infancia; a cerrar
escollos y a aplanar las cimas. Aquí
estoy frente a la vida, dispuesto a se-
guir auscultando anhelos, a pedir
a la nada signos y voces, a desper-
tar sin temor cada mañana
aquí estoy entre las cosas, ellas me miran
y escucho sus voces, siento sus latidos
en mi piel, revivo sus historias; yo sé lo
que gritan, yo sé lo que anhelan: cada una de
ellas es parte y es todo, y como en una suce-
sión de hechos vienen a mí para quedarse, para
fundirse, hasta permanecer de nuevo calla-
das, rendidas para siempre, dispuestas a seguir
siendo contexto e historia de nuestras vidas; de
ayeres y mañanas, de presentes y de olvidos
Tomado de mi poemario inédito Lumen El fuego interior
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