Por: Ricardo Gil Otaiza
Poema XXVII
no te has ido todavía, estás presente
en cada madrugada, cuando pienso
que estás a mi lado, aunque tu lugar
esté vacío; cuando escucho tu voz en casa
y te reconozco en mis ecos interiores;
cuando en cada anochecer subo contigo al
cuarto y a la nada presente le grito tu nom-
bre; cuando riego tus plantas y ellas agrade-
cen en brotes los cuidados; cuando miro la
televisión y me rio contigo porque sé que
estás en mí
cuando al despertar el día llegan
los cantos de las aves que añoran tu presen-
cia, y las despido tranquilas con la promesa
de tu rostro; cuando te sueño despierto y
me pierdo durante horas en realidades impo-
sibles; cuando descubro callado algún detalle
que me dice muchas cosas y te veo a mi lado;
cuando hablo con las sombras y retumba en
casa tu silencio
cuando te miro en el retrato
junto a mí y me consuelo en la distancia;
cuando llego a casa y ya nadie me recibe,
solo entonces descubro tu ausencia; cuando te
llamo mil veces y mi voz se pierde en pasillos
y estancias, pero sé que no te has ido; sé
que aún estás presente
Tomado de mi poemario inédito Lumen El fuego interior
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