Por: Ricardo Gil Otaiza
IV
corto es el recorrido, y muchos
los años vividos. Sin embargo, hubo
ayeres en los que oteé en el
paraíso prometido, pero pronto
conocí el desengaño; heme aquí
con Dante en el averno. ¡Que As-
clepio y todos los dioses me
conserven!
rápido pasan los días
como queriendo recordar
la finitud y el ocaso. En vano
hallo consuelo en lo escrito,
porque muy pronto le acae-
ce el olvido. Cada libro
leído es una pieza extraviada
en el laberinto interior, y no
hallo puntos de contacto
soy hechura del desvarío
de otros. Me han conducido
por calles oscuras y no
es posible encontrar el centro
del ahora. Cada historia per-
sonal es un álbum de fotos,
en el que el rostro permanece
intacto, no así la mirada de
quien lo observa desde la
oquedad de la sima
Tomado de mi poemario inédito Lumen El fuego interior
No parece haber mucho fuego. Más bien un viento suave que nos hace reflexionar.
ResponderEliminarMil gracias apreciado Mario, valoro mucho tu mensaje. Felicidades!!!
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