Por: Ricardo Gil Otaiza
XXXVII
vivir de recuerdos y lacerar la piel
de las emociones, es lo que nos
depara a veces la existencia. No lo
creía posible, pero la tarde llegó con
su carga de fantasmas y sus his-
torias a cuestas
la vejez toca a mi puerta en un mo-
mento difícil, cuando todo mi mundo
se desboca hacia nuevos destinos. Na-
da permanece, la casa y las cosas
envejecen también, los afectos ya no
están a la mano, se fueron en busca
de otros caminos
vivir no es poético si se hace en pre-
térito, si a cada instante surge
la nostalgia, si en lugar de la risa
lo que brota es un suspiro, si por
abrazos solo alcanzamos lo ateso-
rado en la memoria
muy pronto se rompió mi mundo, co-
mo si llevara consigo la semilla del
olvido. No sé cómo reinventar los días
y ser fiel al destino. No basta con es-
tar vivos si casi todo languidece,
si el ímpetu interior se pierde en los
laberintos del alma
Tomado de mi poemario inédito Lumen El fuego interior
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