despertar de un prolongado sueño
en el ahora, ver con lucidez ba-
tir las alas de la existencia;
nada mejor que sentirse movido
por la vida y ser presa a cada ins-
tante de su hondo desvarío
no se nace para siempre, cada cual
tiene su destino, un segundo basta
para ser o no ser, estar o no
estar, y tener sobre sí la conciencia
escindida. Caer en torrentosas aguas y
salir airosos o abatidos, sean tal vez
las claves más profundas del inma-
nente fluir
la vida interpela a cada paso, todo
es escrutado en su designio, el correr
certero de las horas nos conduce por
raudos caminos. Estar aquí o allá
pareciera lo mismo, solo que entre
uno y otro extremo se marchita la
piel y se aquieta la pasión. La no-
che del tiempo es larga y breves nues-
tras ansias, no hay ya incertidum-
bre posible: sentir el ímpetu inte-
rior es saberse arropado por la fuer-
za de lo atávico y dejarse llevar por
la tibieza de sus olas
0 Comentarios:
Publicar un comentario