Por: Ricardo Gil Otaiza
Adán y Eva
Cubro tu piel de mi piel y nos hallamos
desnudos como animales recién salidos de
la creación.
La emoción nos embarga, nos sublima y
eleva por sobre una realidad latente, pero nos
baña de terror la existencia de la razón, que
no perdona y no explica aquello que
sentimos, pero que como fina paradoja da
sentido a tu vida, y a la mía.
Yo como nuevo Adán, tú como la cómplice
Eva, probamos gustosos del fruto que nos
arranca la vida.
Esta noche daremos luz a un mundo. Somos
los padres de la civilización. Nada nos
detiene en este ímpetu salvaje que perpetúa
el goce, y la especie.
Tomado de mi libro Manual del vencedor (Talleres Gráficos Universitarios, 2001).
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