Por: Ricardo Gil Otaiza
Piel
Alguna vez fui niño y sonreí al mundo.
Recorrí sin saberlo ese tiempo que
transforma todo, y mi cuerpo fue en él
cautivo.
Presa en el ensueño diluí mi pensamiento
con el del mundo y sus personas… pensé
haber crecido.
Navegué experiencias y dentro creció la
llama, y también su humareda.
Me vi en muchos ojos y me sentí en muchas
pieles y todo dejó un sabor acre en mi boca.
Estoy aquí, frente a mí indagando en la
palabra con la lejana certeza de exorcizar mis
demonios… y lo alcanzaré.
Tomado de mi libro Manual del vencedor (Talleres Gráficos Universitarios, 2001).
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